domingo, 27 de marzo de 2011

RELATO KAFKIANO

Todo empezó cuando llegué allí, a Picassent, un pueblo cercano a la cuidad de Valencia. En Picassent íbamos a pasar allí unos días con unos amigos valencianos que viven allí. Esos días coincidían con las fallas. Nada más llegar vi a mis amigos, los gemelos Borja y Alex, con los cuales salí toda la noche y me presentaron a todos sus amigos. Cuando terminaron de presentármelos, fuimos todos a la falla del Mercat, este año ganadora sobre las demás fallas debido a su impresionante altura. Todo el mundo se quedaba obnubilada viéndola. Después de toda una noche de fiesta tocaba reponerse durmiendo un poco. Ahí fue cuando empecé a notar la anomalía, ya que me sentía muy pesado, muy alto y en la plaza del Mercat. Empecé a ponerme de los nervios ya que no podía moverme, cuando de repente aparecieron los gemelos y mis padres gritando al unisono mi nombre, de una manera muy desesperada, yo al verlos también empecé a gritar, pero nadie me escuchaba. Comencé a encontrarme como aquellas personas marginales a las que nadie importa. Entonces yo empecé a reflexionar sobre temas que me venían a la cabeza para tratar de calmarme. Cuando cayó la noche todo el mundo me rodeaba con cara de tontos adorando a un ser inerte y sin vida que con una simple chispa se quemaría, pero ya no era el caso porque ahora yo era esa falla y estaba mi vida en ella. Podía observar todo, a los padres hablando con los demás, a los jóvenes con sus cubatitas y a los niños tirando felizmente petardos, los cuales me transmitían felicidad y angustia a la vez, ya que si se les escapase un petardo podrían quemarme. Fueron quizás los días mas angustiosos de mi vida, pero me sirvieron para analizar a las personas, ya que se interesan más por los vienes materiales, como es una falla, en la que se gastan mucho dinero en hacerla, que en aprovechar el dinero para otras cosas. Pero lo mas curioso era que había recibido el primer premio por ser la mejor y en unas pocas horas iba a ser quemada, eso era lo que mas me angustiaba. Mientras tanto la gente seguía haciendo lo que menos me gustaba, que era ser el centro de atención, nunca me había gustado serlo y cuando lo fui tendría que ser convertido en una falla, no por ser una persona. Eso también me hizo de reflexionar mucho.

1 comentario:

  1. Por ahora, el relato más kafkiano de los que llevo leído. Me ha encantado, Carlos.

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